Crisis en la cadena mundial de suministro
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ara una economía abierta como la chilena, los problemas que están afectando a la cadena global de suministros -a raíz de la pandemia- tienen consecuencias directas en la disponibilidad y el precio de un número y variedad creciente de productos importados, pero también en la capacidad de exportar los nuestros.
La operación aún parcial de puertos importantes del mundo, la escasez de barcos y contenedores, y un alza súbita de demanda reprimida en muchos productos, han multiplicado en casi 10 veces los costos de flete marítimo. Al punto de que hoy se usa el transporte aéreo -pese a su elevado costo- para el envío de ciertos productos industriales, algo del todo excepcional.
La consiguiente escasez de numerosos productos ha elevado sus precios sustancialmente, sumándose al efecto inflacionario producido por la alta cantidad de circulante en el país, en razón de retiros previsionales y ayudas fiscales, y el alto precio del dólar. La incertidumbre política y económica -como la persistencia del vandalismo y los ataques a comercios- inevitablemente agravan la situación.
Es poco lo que Chile puede hacer frente a los efectos económicos de la crisis en la cadena mundial de suministros, salvo empeorarlos con malas decisiones. Medidas como los retiros de ahorros previsionales pueden presionar aun más al alza la inflación con impactos duraderos y fundamentales, como ya se está viendo con los créditos hipotecarios. Según diversos actores consultados ayer por este diario en una edición especial el podcast Primer Click dedicada a esta crisis, no cabe esperar que las condiciones externas cambien significativamente para mejor durante 2022.
Eso implica que el gobierno que salga elegido en noviembre, sea cual sea, deberá sumar este factor al complejo escenario económico que recibirá en marzo próximo. Probablemente esto no sea un tema de campaña electoral, pero es imprescindible que los asesores económicos de los candidatos incluyan esta realidad en sus cálculos, pues no será posible ignorarla.